Cuando nos atrevemos a cambiar nuestra mirada, a perder nuestro punto de vista, asistimos a la aparición de continuos milagros.
MILAGRO, del latín mirari (observar con admiración, asombro y estupefacción). *
Al comprender que un punto de vista es poca cosa para todo lo que hay que ver, nos disponemos a mirar con otra actitud y otro ánimo.
Si además estamos dispuestos a no dar nada por hecho, nos podremos asombrar a cada paso porque estamos realmente viendo todo por primera vez.
Como el protagonista extraterrestre del libro de Eduardo Mendoza "Sin noticias de Gurb" que nos va explicando minuto a minuto su búsqueda del compañero alienígena perdido en la ciudad de Barcelona.
En su aventura nos detalla, sin juicio, sin referentes de nuestro mundo, un universo maravilloso.
MARAVILLA, del latín mirabilia (cosas dignas de admiración)**
Con admiración a veces, con estupor otras, siempre abandonado
forzosamente a la novedad de todo, describe, analiza y narra para
nosotros aquello con lo que convivimos y cuya experiencia solemos
malgastar.
La capacidad para, en la edad adulta, sorprendernos de lo que vemos, admirar, cambiar nuestro punto de vista y estar, por lo tanto, en disposición de aprender y crecer, puede ser entrenada con éxito desde disciplinas meditativas como la que propone el maestro Guru Dev Singh, quien aprendió en primer término de Yogi Bhajan.
El solo hecho de que les prestemos algo de atención a las palabras con las que nos comunicamos puede aportarnos matices y comprensiones que ya no nos abandonarán y nos conectarán con nuestros ancestros, unos milenios atrás.
Tendremos entonces la experiencia real de nuestros orígenes, de nuestras raices (étimo y logos).
Y la tendremos cada día (quotidíe).
*En Francés e Inglés (miracle) y en Italiano (miracolo), sin aliteración de l por r, es más evidente el origen.
**También con origen en el verbo mirari, en Francés miroir y en Ingés mirror nos acerca al significado de nuestro espejo (del latín especulum, instrumento para mirar).
